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Actualmente, escuchamos frecuentemente hablar de “mindfullness”. Ahora bien ¿sabemos realmente de qué se trata? Si bien se suele utilizar la palabra directamente del inglés, las traducciones más comunes son Atención Plena, Plena Conciencia, Presencia Mental y Presencia Plena/Conciencia Abierta entre otras. La más utilizada en este momento es “Atención Plena”.

Según la Wikipedia “El mindfulness como concepto psicológico es la concentración de la atención y la conciencia, basado en el concepto de mindfulness o conciencia plena de la meditación budista. Se ha popularizado en Occidente por parte de Jon Kabat-Zinn.” (Mindfulness (psicología) – Wikipedia, la enciclopedia libre)

La capacidad de estar en el presente es parte de nuestra vida.  Sin ella sería imposible poder observar y reconocer la propia experiencia y vivir en este mundo. Sin embargo, y aun centrando nuestra atención, normalmente estamos constantemente atendiendo a pensamientos acerca del pasado o del futuro o bien, reconociendo solo una pequeña porción de lo que está sucediendo en el presente.

Mindfulness permite reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando activamente el fluir de la experiencia tal cual se está dando, sin juzgar.

Durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose a la  Medicina y Psicología de Occidente. Es reconocida como una manera efectiva de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físicos y psicológicos y mejorar el bienestar general.

Este tipo de atención, es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad, dándonos la oportunidad de trabajar conscientemente con nuestro estrés, dolor, pérdida o con los desafíos de nuestra vida. En contraposición, en la que nos encontramos más preocupados por lo que ocurrió o por lo que aún no ha ocurrido, nos conduce al descuido, el olvido y al aislamiento, y nos conduce a reaccionar de manera automática y desadaptativa.

La atención plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno y a desarrollar una mayor capacidad de discernimiento y de compasión. La práctica de esta atención nos trae al aquí y al ahora y nos invita a vivir una vida más plena y equilibrada.

En una sociedad con un ritmo un tanto vertiginoso muchas veces, no es de extrañar que surjan movimientos para reivindicar justo lo contrario: saber disfrutar y enriquecernos del momento presente.

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